Carmen Chami Biografía
Nació en la Ciudad de México en 1974 y cursó la Licenciatura en Restauración en la Escuela Nacional de Restauración del INAH. Fue ahí donde entró en contacto de manera directa con la técnica y la utilización de los materiales dominados por grandes maestros de la pintura barroca novohispana como Cristóbal de Villalpando o Juan Correa, materia que desde el principio ha tenido gran influencia en su trabajo pictórico.
Ingresa a la Antigua Academia de San Carlos para egresar con honores de la maestría en Artes Visuales y posteriormente emprender su búsqueda por un lenguaje propio que consiguió al partir de su profundo interés por la pintura colonial. En la figuración encontró el medio por el cual la maestra Chami transforma y reinventa a placer el lienzo en colusión con el color, elemento en cuyo desarrollo pone especial atención a propósito de rendir homenaje e intensificar la realidad y la complejidad de sus vibraciones lumínicas.
En el año 2000, presenta su primera muestra individual en el Museo de la Ciudad de Cuernavaca. A partir de ese momento, su pincel la ha llevado a ser altamente reconocida dentro y fuera del país, contando con una prolífera trayectoria que la ha llevado a presentarse en espacios como el Museo de América en Madrid, el Museu Europeu D’Art Modern en Barcelona, el Wausau Contemporary Art Museum en Wausau, el National Museum of Mexican Art, el Museo del Palacio de Bellas Artes, el Museo Nacional de Historia, el Museo de José María Velasco, entre otros. También ha sido seleccionada en certámenes como la Bienal de Pintura Pedro Coronel, la Bienal de Pintura de Gómez Palacio, la Bienal de Artes Visuales de Yucatán, la Bienal de Pintura y Grabado Alfredo Zalce y la Bienal de Pintura Gonzalo Villa Chávez. Además, su trabajo ya forma
parte de importantes colecciones públicas y privadas como lo son la de la Presidencia de la República, la Secretaría de Marina, Complejo Cultural Los Pinos, la UNAM, Grupo Milenio, la del Museo Nacional de la Muerte y la Steven Bennett and Dr. Elaine Melotti Schmidt Woman Realistic Collection. Actualmente y desde el 2015 vive y se desarrolla profesionalmente en Chicago, lo que le otorga sólida presencia a nivel internacional.
De inmaculada ejecución, su obra encuentra motivación primordial en retratar personajes que reflejan un contexto cotidiano como nadie más lo ha hecho, tomando sus narrativas y nutriéndose de factores externos que termina por apropiarse, aplicándolos a ideas propias provenientes de lo más íntimo de su consciencia. Dominando el oficio con maestría, su trabajo es de una expresividad prodigiosa que obtiene con un lenguaje colmado de simbolismo que promueve en el espectador una auténtica sensación de pertenencia, al encontrarse reflejado en aquel lado alterno de la psique del cual somos perfectamente conscientes, pero insistimos en mantener oculto. Esto le brinda a su obra una naturaleza tan íntimamente sincera como universal.
Su propuesta plástica constituye una afortunada declaración que profesa la teoría de que el artista visual observa y comprende de manera atípica las imágenes que lo rodean. Esto la ha hecho padecer las limitaciones existentes en la fotografía, inquietud que la ha llevado a reinventarse en los procesos relativos a la realización de su pintura, fragmentando y deconstruyendo la anatomía de cada uno de los personajes presentes en su obra de manera casi imperceptible, recomponiéndola para lograr efectos visuales cargados de expresividad que consiguen generar emociones complejas y a desconcertar al ojo su espectador, lo que da la impresión de que cada figura cuenta con un ritmo propio que propicia fenómenos ópticos diversos al otorgar volúmenes y movimientos individuales de intrincada justificación.
Entrevista a Carmen Chami
¿Cómo inicia tu carrera como artista?
Mi carrera como artista comenzó con la idea de crear un taller de reproducciones barrocas novohispanas, específicamente de Cristóbal de Villalpando y Juan Correa, pintores del último tercio del siglo XVII. Me fui a Cuernavaca a armarlo, tenía mi equipo de trabajo y sobre todo la certeza de que habría un espacio para mí -solamente que tenía que crearlo- en instituciones, museos, iglesias, etc. en donde se necesitaran, ya sea con fines de conservación de obras originales, sustitución o registro. En fin, fueron diez años en los que intenté hacer crecer esa idea con el sueño de que el mismo taller fuera a la usanza del gremio de la época. Hasta tuve asistentes -aprendices- que vivieron ahí. Aprendí mucho, hasta podría decir que me curtió; le perdí el miedo a todo y a vivir del arte con todas sus complejidades. La pintura es un oficio muy noble pero necesitas mucha disciplina y claridad.
¿Qué momento de tu vida marcó tu camino como artista?
Diría que algo decisivo fue mi entrada a la Academia de San Carlos, tenía ya 32 años, había trabajado muy duro en todo lo que eran técnicas tradicionales de pintura de finales del siglo XVII y mi objetivo era aterrizar todo lo que había entendido ahí. Me topé con pared, pues en ese momento (era el 2006) realmente no había el interés -ahora ha cambiado significativamente- por parte de la comunidad académica y muy poca por parte de la artística en hablar de ello. Fue muy curioso, al principio un poco frustrante, pero me obligó a reinventarme y a cuestionarme sobre lo que sería mi futuro como pintora. Tenía que perfilar si quería ser una pintora creativa o seguir haciendo reproducciones. Pude ver mis limitaciones y, en contraste, lo ilimitado que era el universo de la pintura; mejor aún, lo que podría llegar a ser como pintora. Fue una época que aprendí muchísimo, que me ayudó a definir mi lenguaje, mi estilo y mis objetivos.
¿Qué cosas de tu entorno a diario inspiran tu obra?
Yo creo que todo inspira, muchísimo. Cuando me planteo los temas que voy a trabajar me funciona formular preguntas, las respuestas las resuelvo con la pintura. Me inspira mucho ver pintura, ver cómo han resuelto en diferentes épocas las mismas preguntas, algunas son técnicas, otras más sobre el comportamiento humano. Voy a museos muy seguido. Me inspiran las personas, me encanta leer mitos, historias, anécdotas. Las imágenes aparecen en mi cabeza, a veces las escribo para que no se me olviden en frases cortas que luego desarrollo en pequeños textos.
¿Cuál es tu intención, tu búsqueda, el objetivo de tu creación plástica?
Mis intenciones y objetivos han ido cambiando con los años. En un principio era hacer una obra con una técnica impecable, entender la materia, los caprichos del color y la luz, vivir la pintura como los maestros del pasado. En una etapa posterior fue comunicar, afortunadamente con los años eso se fue haciendo de manera más orgánica y dejó de ser un objetivo. Hoy he aprendido que mi intención debe ser más personal y de disfrute del proceso. De verdad, paría cada obra, era pelear y amar al mismo tiempo en el caballete. Curiosamente, de manera contradictoria, ahora se ha vuelto un objetivo no perder esa energía, toda mi fuerza y poder de transformación que la creación necesita para que la pintura tenga un buen resultado.
¿Qué es lo que crees que despierta tu trabajo en el espectador?
Hace muy poco tiempo terminó mi exposición en el Museo Nacional de Arte Mexicano de Chicago, ahí presenté obra de diferentes épocas desde que dejé de pintar reproducciones. Sin haber tenido la intención de ser una retrospectiva, me hizo reflexionar muchísimo en todo mi proceso. Estaba expuesto mi primer autorretrato (2005-2006) y el último (2020). Pude ver que nadie se percata de ello; a nadie le interesa tu evolución como artista o al menos ahí sucedió. Fue fascinante dar los “Artist Talk” en el museo y escuchar las experiencias de los visitantes con cada obra. Muchos de ellos eran americanos, nuestro bagaje es distinto, sin embargo, teníamos tantas vivencias en común. Les parecían familiares las personas retratadas, su sentir, sus historias. Daba igual que yo fuera mexicana. He aprendido que somos entes conectados, que la pintura es un excelente interlocutor y mi mensaje es totalmente irrelevante, eso es solo para mí; es fascinante cuando el espectador lo interpreta según su realidad. Me tocó gente muy conmovida con ciertas obras. Tengo la idea que la gente se conecta fácilmente y un comentario recurrente fue que la obra era muy inspiradora. Siempre me pregunto, ¿para hacer qué? Creo que mi obra genera empatía y detona preguntas que provienen de un lugar que solamente pueden ser escuchadas desde el lenguaje de la pintura.
¿Qué elementos son una constante dentro de tu discurso plástico y por qué?
Como elementos formales definitivamente el uso de materiales de una manera purista. Darle un papel protagónico al color y a la luz. El uso del retrato, pero sobre todo me encanta contar historias a través de la expresión de los personajes. Me gusta la tensión en los personajes, explica su motivación, pensamiento y acciones; esa es una constante, creo que vivimos en tensión siempre con nuestro entorno, algunas veces de manera sutil y otras veces descarada.
¿Qué otros artistas te inspiran?
Muchos artistas me han inspirado y de diferentes maneras según las preguntas que tenga en el momento. Como mencioné anteriormente Cristóbal de Villalpando, González Camarena, Antonio López, José de Ribera y Toulouse Lautrec, a ellos los estudié por el color y la luz, Degas, Lucien Freud, De Kooning, Pearlstein, en cuanto a composición. Como inspiración en expresión a Paula Rego, Jerome Witkin, Phil Hale, Adrian Ghenie y Leon Golub, admiro y disfruto muchísimo su obra. Es una pregunta muy difícil pues los artistas que inspiran dependen de la etapa en la que transites de tu vida, ¡son tantos! Da una emoción difícil de describir llegar a un museo y ver una obra de esos artistas que te hacen vibrar en vivo, recorrer sus trazos, la materia, entender la luz.
Lo que están haciendo colegas mexicanos es maravilloso y muy inspirador también, cuando uno está fuera de México todo se ve con otra perspectiva y valora mucho el trabajo de los demás. Puedo ver en mis colegas la inspiración de otros artistas globales, la pintura mexicana contemporánea tiene siempre fuerza, es muy narrativa e invita a la contemplación. Nos proyecta en muchas cosas y de verdad, manejamos el color y la luz de una forma muy peculiar.
Esta artista se inclina mucho hacia las pinturas de retrato con técnicas al oleo. Mi pintura favorita de ella es donde sale una mujer en el agua, no recuerdo el nombre pero me gusta mucho como empleo su técnica en esta obra